De entre la oscura variedad de cuerpos en un cuarto oscuro, reconozco la sutil llamada de tu respiración, va variando la necesidad intrínseca de bailar en el abismo, se va menguando la dilatada pupila del sol y la luna que no ha dejado de amar, se viste hoy de un luto medido en distancias. Va vacilando; va variando la volátil versatilidad de encontrarte entre sábanas frescas, vaporizando feromonas en tonos rosas. Raspa la lengua el paladar, se desgasta la película de células y el cuerpo responde azarosamente, delimitando vacuidades por llenar.
De entre la cálida montaña de carne palpitante, reconozco tus pestañas largas, incrustadas en un promontorio rosa, espalda de una espalda, carne sin sentido, revoltijo todo de músculos y tejidos blandos. No te encuentro en el ideario diario, te vistes de blanco salado y blanco y con un nombre impronunciable te presentas, masticando raros cuentos de mamarios.
Tengo que aceptar donde camino
Hace 9 años
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