Pasto verde, recién cortado. Una pequeña montaña de los restos, me acuesto. Veo el cielo azul y me parece tan lejano como el vaso de leche con miel que me espera a la vuelta de la esquina. Una esquina que vive gracias al edificio de ventanas moradas que la habita, y yo le doy la vuelta y me quedo impresionado con la verdadera profundidad de las personas verdes.

Un gigante y un mazo. Un enano y un trazo de cordura, unas pinceladas cortas que dibujan una sonrisa llena de dientes blancos y redondos, ocmo pelotas de niños con gorros de marinero. Una pelota cae al suelo y se rompe como una gota pero su olor cambia y florece como fradines de rosas amarillas de pétalos infinitos y de vidas eternas. Ahi quiero dormir al final, en un campo blanco cordiales saludos y olores bastos. Abastos de todos los truanes. XtrágicosX.


espiras solitarias isocráticas someras sentidas sí.

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