Estatuto del estado estático.

Que ya no venía desde hace rato.

Los dedos sobre las teclas ya no se mueven sin pensar tan fácilmente. Estoy suspendido del techo, mi cabeza succionada por un hilillo de pensamiento incesante. Pensamiento en beige grisáceo, nada interesante solo pura tensión pura. He visto más números con significado tangible que cosas tangibles que puedo contar en este momento. Pequeñas misiones sin sabor brillante, solo un pesado y pastoso estrés que se derrite entre mis neuronas, acomplejando imágenes, atrofiando locuras, desvirtuando personajes.

Pues ahí está mi estado estático.

Prefiero andar en titulillo.