Estoy recordando y no me edito:
Partí de un lugar siniestro, acompañado de mi mismo, respirando solo mis suspiros y comiendo solo uñas. Encontré una pequeña cueva de plata cálida, me podía enrollar sobre mi mismo y ella se moldeaba perfecto; me sostenía y me cantaba al oido. De pronto un brillo dorado me arrebató la tibieza y por un largo tiempo he vivido en la fria angustia de un espejo de oro en el cual no me reconozco.
Donde está mi plata, donde está el hermoso laberinto que suplía a un corazón vacio?
Quejo-me de las bifurcaciones desatinadas.
Qon la boka rotaa esxcupo un (pronto vengo).
Tengo que aceptar donde camino
Hace 9 años