Aparicio.

No sé si existe una constelación cósmica lejana e inimaginable, que haya albergado algún cambio climático drástico y ominoso que repercuta en la coincidencia de hoy. Y no es una tan rebuscada y sorpresiva ahora que lo pienso, es más bien una que me parece tan inconexa como a ustedes nunca les podrá parecer. 


El título de mi anterior post tendría que ser utlizado de manera integra en este (aunque no lo hice por no perder la oportunidad de titular), y es que el personaje que describo como segundo en "viaje en automovil" a vuelto a aparecer más lleno de detalles ficcionantes (sic?).


Lo vi sentado en una esquina, una esquina alta (no sé si por virtud o falta de ella de algún ingeniero civil), le colgaban los pies. Y mientras co-habité su esquina me mentó la madre, me llamó por nombres que nunca me han pertenecido y lo ví escribir en un papel.


Nada fuera de lo común al parecer, pero en retrospectiva todavía busco la hilacha de situaciones que conecta los puntos que lo conforman. ¿Por qué? por un detalle tan sencillo y confuso como que cuando escribió, su letra era una de las más bonitas que he visto. Era una letra antigua, de colegio de padrecitos; cursiva, llena de garigoleos pequeños en las puntas y una severidad inclinada en los cuerpos. Embebida de su parsimoniosa existencia, pero elegante como solo no lo puede ser un pordiosero. 


Y el primer referente que me descubre aqui sentado tratando de dibujar la mayoría de la imagen es el de los amores caninos de Iñárritu. Pero este por ser más real para mi, se merece una historia más espléndidamente ficticia. Si algún día me sale de los dedos la pongo por aqui. 




Hasta que vuelva!. (con la cabeza hecha un nido). 

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